La tecnología y el medioambiente hacen las paces
Si no puedes con tu enemigo, únete a él. La tecnología y el medioambiente siempre han tenido sus roces y se ha señalado al avance tecnológico y su uso como el gran culpable del calentamiento global y la contaminación. Han sido muchos los que daban a La Tierra una vida muy corta y reducida por el calentamiento global. Sin embargo, no contaban con que si la tecnología sería capaz de destruir el medioambiente, también tendría que ser capaz, algún día, de cuidarlo y protegerlo. Ese momento está llegando, y las últimas innovaciones ya tienen la suficiente fuerza para hacer frente a los cambios medioambientales.
Lo que más suele preocupar, la emisión de CO2. Una solución que se ha propuesto y ya se está llevando a cabo es enterrarlo. No es tan fácil como decirlo, pero el CO2 se adhiere a algún material filtrador y luego es liberado, comprimido, transportado e inyectado en un depósito subterráneo. Así funciona y así es como se practica ya con el gas liberado por plantas generadoras, que después, es sepultado en pozos de petróleo abandonados.
Y un caso bastante ejemplar sobre emisión de CO2, es la contaminación de los vehículos. Para esto, no os hablaré del gran avance de los coches eléctricos, sino de algo que me ha llamado la atención estos últimos días.
En Milán y Ciudad de México, ya se ha conseguido crear una fachadas de edificios ‘smog’ con elementos reciclados, que aumenta la superficie del lugar y funcionan al contacto de los rayos ultravioletas para atrapar la emisión de CO2 del transporte que pasa cerca de ellos y también hacerse con el aire contaminado. Esto neutraliza, en un día, la contaminación de más de 20.000 vehículos en estas dos grandes ciudades que se encargan de enseñar como una ciudad con bastante tráfico puede ser un ejemplo de lucha contra la contaminación.
El año que viene, en Wuhan, una ciudad de China se estrenarán unas de las torres más altas del mundo. Pero no serán noticia por ello, sino por ser las más amigables con el medio ambiente, limpiando, filtrando y devolviendo el agua del lago que tienen alrededor. No acaba aquí, estarán cubiertas, como los edificios de Milán y Ciudad de México, de una superficie que absorbe la polución y, además, tendrán jardínes verticales. Serán autosustentables con turbinas de viento y paneles solares, que generarán energía para las torres y el área circundante.
Si lo anterior te ha parecido una gran idea, lo siguiente que voy a enseñarte te parecerá de ficción:
Imagina que con un simple paseo por la calle estés generando energía para encender miles de bombillas. Eso sí, para encender mil, ahora mismo, tienes que andar mucho. La energía cinética generada no es la suficiente como para hacer funcionar un generador, pero sí como para encender las farolas, máquinas expendedoras y otros servicios de a pie de toda una avenida. Todavía no se ha podido instalar en las calles por falta de materiales resistentes al agua y durabilidad, pero muy pronto la gente se preguntará qué son esas extrañas aceras. Lo que podemos estar seguros es que habrán más maratones por estas ciudades con la excusa de generar energía.
Seguimos con la edificación. Por último, si no te imaginabas lo que eran capaz de hacer esas torres, vamos unos kilómetros más arriba en China. Se le conoce como Tianjin y se espera que esta comunidad sostenible para 350.000 residentes se complete en 2020. Tendrá un tamaño de más de 30 kilómetros cuadrados. Todo el complejo estará propulsado por energía solar y eólica, así como el reciclaje de agua de la lluvia, el tratamiento de aguas residuales y la desalinización del agua de mar. Las emisiones de carbono serán prácticamente inexistente con el 90% del tráfico que será transporte público, funcionando con electricidad. Sin duda, una maravilla y un ejemplo para cualquier ciudad que se compromete con un mundo más limpio y respetuoso.
¡Cuidemos el planeta y él cuidará de nosotros!